Friday, April 11, 2008

A cuatro meses de la lluviosa Olga






El 30 de noviembre de 2007 escribía sobre la tormenta Noel, luego vino ¨Olga¨ con su estela de desastre en diciembre y fue un fin de año de retos vehementes para superar la crisis y mitigar los impactos de un clima extremadamente lluvioso.




Al filo de la medianoche del once de diciembre se desato la hecatombe y en la madrugada del doce el manto del rio anegó con su sabana gigante la desnudez de las casas y ahogo para siempre la rutina de muchos en el calendario de su vida, ellos necesitan la paz oportuna a su pronta muerte, los vivos la conciencia necesaria para la decisión correcta.


Los eventos del manejo apropiado o inadecuado de la presa ubicada en la provincia de Santiago de los Caballeros se recogieron en las diferentes posiciones de las comisiones investigativas sobre el desagüe de la Presa de Taveras, antes, durante y despues del paso de la tormenta Olga. Ambos resultados son contradictorios e inducen a solicitar la intervención de uno o varios organismos internacionales competentes en el tema que arrojen resultados objetivos y eviten las conclusiones viciadas por las tendencias políticas en este ambiente de borrachera electorera que todo lo perturba y anestesia.

La asistencia de las instituciones públicas, privadas, sin fines de lucro, las personas de buena voluntad y la solidaridad internacional en el transcurrir de estas duras circunstancias, de consecuencias catastróficas, sufridas por gente humilde que tienen como vivienda la frágil casucha en el lecho del rio, en la ladera de la montaña y el cielo como techo, son un bálsamo al dolor presente, el espacio de tiempo transcurrido desde la tragedia tiene que aprovecharse para buscar la cura paliativa, la prevención de estos desastres.

Las secuelas de ¨Noel¨ aun frescas en la epidermís de la isla debieron soportar la embestida de ¨Olga¨y a cuatro meses de una tormenta fuera del periodo y a un mes y diecinueve días del inicio de la temporada ciclónica, los organismos de socorro y alerta temprana tienen que elevar su nivel de coordinación y compenetración con la población y sus organizaciones representativas.

La fragilidad y vulnerabilidad de extensas poblaciones del país obligan a la reevaluación de los planes de contingencia y de emergencia para elevar el nivel de repuesta ante estos más frecuentes desastres de la naturaleza.

Estos eventos delimitaron el inocultable perfil del mapa de la pobreza.








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